La Roseé es una marca francesa de cosmética natural, fundada por dos farmacéuticas apasionadas por la belleza natural y la cosmetología. Su pasión por la profesión y los productos de origen natural, las llevaron a crear su amplia y novedosa gama de productos.
Gracias a su trabajo diario detrás del mostrador de la farmacia, tuvieron la oportunidad de conocer las necesidades y deseos de sus clientes insatisfechos. Los productos que tenían disponible en ese momento no cubrían las necesidades, ni los deseos de sus clientes.
Esto, las llevó a iniciar su nueva etapa como fundadoras. Con su línea de productos hidratantes y de origen natural, ofrecen una oferta simple, verdadera, responsable y con resultados creíbles.
Simplificar las formulaciones, eliminando los ingredientes controversiales.
“Hemos construido esta idea día tras día, empezando por lo más importante ¡TÚ! Te hicimos probar nuestros productos, te interrogamos y te observamos, hasta que logramos encontrar el equilibrio perfecto para tu piel.”
La base en la hidratación diaria y la simplicidad de sus formulaciones hacen que La Rosée se convierta en una marca de cosmética referente en su sector. Un objetivo claro les ha hecho llegar a tener miles de consumidores.
Gracias a sus envases ecológicos realizados con caña de azúcar y a la eliminación de embalajes de cartón en cada uno de sus productos, logran evitar un desperdicio de más de 100 toneladas de cartón, así como obtener envases 100% reciclados y reciclables.
“Desde la formulación hasta la distribución, toda nuestra gama ha sido pensada, diseñada y creada en torno al respeto por la piel y la preservación del medio ambiente.”
Además, sus productos formulados a base de principios activos naturales son altamente biodegradables, evitando los ingredientes dañinos para el medio ambiente como pueden ser las siliconas, PEG y los aceites minerales.
Un fuerte compromiso con las ONG, hace que La Rosée participe de forma activa con organizaciones como ONG Planète Urgence. Donde han tenido la ocasión de plantar más de 55.000 árboles en Indonesia y Madagascar, donde la deforestación es masiva. Con esta iniciativa, se consigue luchas contra el cambio climático, participar en la preservación de la biodiversidad y reactivar la economía local.